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Así es la ‘cosecha’ del valioso corcho salmantino

Valdelosa tiene el mayor alcornocal de Castilla y León con 6.000 hectáreas que suponen uno de los principales recursos económicos del municipio

Miércoles, 26 de agosto 2020, 21:59

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Dista apenas 30 kilómetros de Salamanca capital y cuenta con poco más de 400 habitantes, aunque estos son quizás los datos menos relevantes de Valdelosa que hace ya muchos años que puede presumir de tener el mayor alcornocal de Castilla y León: 6.000 hectáreas dedicadas en exclusiva a la producción de corcho, miles y miles de árboles que se desnudan año tras año para hacer de su vestimenta el principal recurso económico del municipio.

El corcho es la corteza del alcornoque (Quercus Suber) y para conseguir la preciada “piel” de este árbol es necesario proceder al descorche o a la saca, una actividad que se realiza por lo general entre los meses de mayo y agosto, cuando corre la savia. En el caso de Valdelosa y debido a su especial orografía —más de 800 metros de altura— el descorche es de los más retrasados, al igual que el crecimiento de los árboles. Mientras que en otras zonas de la Península la primera saca se realiza entre los 30 y 60 años de edad del alcornoque, en Valdelosa hay que esperar hasta los 70 u 80 años para descorchar.

El alcornoque es un árbol que puede llegar a ser casi milenario y que una vez que se desnuda por primera vez tiene que esperar una década para recuperar su ropaje. Pasados diez años el árbol está listo de nuevo para “dejarse la piel”, una “piel” que gana en calidad según va pasando el tiempo. Así, el corcho de la primera saca —bornizo o corcho de belenes— se utiliza principalmente para revestimentos y como aislante ya que no alcanza para otros usos. Del siguiente descorche sale el corcho segundero o secundario que ya tiene algo más de valor pero que todavía no alcanza la calidad del corcho de plancha o de reproducción que es el más valioso por ser el que se emplea además en la fabricación de tapones, uso mayoritario de la corteza del alcornoque y que ha conseguido convertir este árbol milenario en un buen recurso económico, sobre todo, en Extremadura y Andalucía, y también en Valdelosa.

A pesar de que se han encontrado en Éfeso ánforas del siglo I A.C. cerradas con corcho, lo cierto es que el uso generalizado de este material vegetal para tapar botellas no empezó a popularizarse hasta el siglo XVII, concretamente lo hizo el monje benedictino Dom Pièrre Perignon, encargado de custodiar los sótanos de la Abadía Hautvillers donde se guardaba el vino. En 1670 una de las botellas que custodiaba estalló debido a la fermentación provocando el “descubrimiento” de lo que con el tiempo se conoció como champán. El ansia por conservar de la mejor manera posible su maravilloso hallazgo le hizo recordar a unos peregrinos procedentes del monasterio de Sant Feliu de Guíxols en el Bajo Ampurdán que tapaban sus cantimploras con corcho para evitar que se derramase el líquido.

El descubrimiento de Dom Perignon y su afán por encerrar las burbujas ha posibilitado no sólo brindar con espumoso en las fechas más señaladas, sino también que el descorche —en este caso de alcornoques— sea una actividad de gran rendimiento económico gracias al uso extendido de los tapones de este material, que aunque hace unos años vieron peligrar su hegemonía debido a la proliferación de los tapones plásticos, va recuperando poco a poco el terreno perdido gracias a las innumerables cualidades del corcho que conserva de la mejor manera las propiedades organolépticas de vinos y licores.

El tapón es, sin duda, el principal destino de la corteza del alcornoque pero no el único, de hecho hace miles de años que los egipcios y los persas utilizaban el corcho como accesorio de pesca y en la Antigüedad se empleó también en la construcción de viviendas y en la elaboración de calzado, dos usos que vuelven a estar de moda ya que el corcho se utiliza en los suelos de las casas de Suiza e incluso una gran marca deportiva ha elaborado varios modelos de zapatillas con este material.

El corcho no sólo es un elemento de usos múltiples en la vida diaria del ser humano sino que es la piel que protege al árbol debido a sus múltiples cualidades de ligereza, elasticidad, impermeabilidad y gran poder calorífico, quizá sea el corcho la respuesta evolutiva del alcornoque ante las inclemencias que lo rodean.

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