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Sábado, 31 de marzo 2018, 13:33
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'CON LA NUEVA NORMATIVA PUEDEN CORRER EN LAS JAULAS'Con 12.000 gallinas en su granja de Paradinas de San Juan, los hermanos Alfonso y Pedro Martín Pierna se enorgullecen de la calidad de vida que tienen sus animales que no viven en jaulas, afirman, sino en “hotelitos” donde ponen una media de 1,25 huevos por gallina y día.“Eso da una idea de lo bien que viven”, asegura Alfonso, “porque para una gallina poner un huevo es igual que reproducirse y nadie, ni siquiera los humanos, es capaz de reproducirse si no está bien física y psíquicamente”.Firmes defensores de la producción de huevos “en batería”, los hermanos Martín Pierna presumen de las condiciones de vida de sus gallinas, más aún tras los cambios en la normativa de bienestar animal que se aprobaron en 2012. “Ahora cada animal dispone de un espacio de 750 centímetros cuadrados frente a los 300 de antes... si hasta pueden correr dentro de las jaulas”, explica Alfonso, que continúa enumerando todas las “comodidades” con las que cuentan. “Disponen de una temperatura constante de 20-22 grados, una lima para poder rascarse, de perchas para subirse y nidales donde poner mejor los huevos, sistemas de refrigeración, generadores por si se va la luz...”.Asegura que el lema de “gallinas felices” con el que se venden los huevos ecológicos y camperos no se ajusta a la realidad. Y la mejor prueba la tiene en sus animales. “Si estuviesen estresados o en malas condiciones se notaría en la producción... y no es el caso. Además no hay ningún estudio que confirme que los huevos de gallinas camperas son mejores que los nuestros. Si el consumidor quiere pagar el doble por ellos es su decisión”.'EN MI GRANJA PRIMA LO NATURAL Y EL BIENESTAR'Sergio García Panero tiene claro que su futuro está unido al de su granja de gallinas camperas de Tardáguila, un proyecto que empezó el pasado mes de julio con 500 gallinas “por probar”, que luego amplió a otras 500 más “porque funcionaba bien”, y que ahora volverá a ampliar con otras 500 más “porque no llegamos a cubrir toda la demanda que tenemos”.A sus 26 años confía plenamente en este tipo de producción donde prima lo natural porque cree que el futuro del campo pasa, sí o sí, por el respeto al medio ambiente. “Ahora mismo vende lo natural, aunque para tener una granja así hay que estar muy concienciado para hacer las cosas bien. Hay mucho fraude con lo ecológico y se están vendiendo huevos con esta etiqueta de gallinas que viven en jaulas y que no han visto la luz natural nunca”, denuncia.Gran conocedor del sector, a pesar de su juventud, defiende la calidad de los huevos que ponen este tipo de gallinas que pasan sus días al aire libre. “A las nueve de la mañana abrimos la nave para que salgan fuera y ya no vuelven a entrar hasta que oscurece. Están todo el día picoteando libremente”, explica Sergio cuando se le pregunta por la vida que llevan.En este sentido, asegura que la normativa de bienestar animal que se exige para este tipo de granjas, donde cada gallina debe disponer de al menos cuatro metros cuadrados, la cumplen a rajatabla y que por eso sus animales disfrutan de una calidad de vida excepcional. “Estamos muy concienciados de tratar bien a nuestras gallinas y por eso disfrutan de las mejores condiciones... y eso se nota en los huevos que producen”, afirma el joven productor.Sergio explica que pone especial cuidado en la alimentación. “Comen pienso natural y además sembramos nuestras propias praderas para que se alimenten de ellas también. Disponemos de bastante terreno y eso nos permite ir rotando las parcelas para que siempre dispongan de hierba”, apunta.
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