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Jacinto Ruiz García: El 'hombre del carretillo'

Jacinto Ruiz García: El 'hombre del carretillo'

Difícil de olvidar todo lo que vivimos

Anselmo Santos

Jueves, 1 de octubre 2015, 13:35

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En todos los pueblos de la geografía provincial y desde siempre, surgieron personajes singulares que, por diversas circunstancias, destacaron sobre el resto de sus convecinos. Yo quisiera resaltar desde mi blog ‘La Mirada de Anselmo’ en Viva mi Pueblo, estas singularidades; con la seguridad de que a muchos de los que hoy peinan canas les traerá recuerdos y para ilustrar a los más jóvenes, para que éstos conozcan que hubo gentes que pasaron por allí y dejaron su impronta.“Todos los días del año, excepto si era festivo o llovía, el señor Jacinto, natural de la localidad de Villaflores y de 88 años de edad (por aquel entonces), llegaba hasta los Pinares distantes a dos kilómetros de su pueblo con su viejo carretillo. En un principio, tenía una rueda original de goma con cámara de aire, pero con el tiempo y mucho uso, y también porque los muchos abrojos que había en los Pinares la pinchaban, decidió cambiarla por otra de hierro, más pesada y segura y que continuaba “funcionando” divinamente a pesar del “trote” que tenía a diario; y desde allí volvía cargado con más de cincuenta kilos de leña de encina y tamuja de pino.La manera de vestir habitual del señor Jacinto también era singular y siempre la misma: chaqueta de pana con chaleco del mismo tejido. Ambas prendas ya tenían mayoría de edad, con una pana marrón buena y duradera, aunque sumamente ajada. Pero no siempre la vida cotidiana de nuestro personaje de hoy fue de esta monotonía, pues estuvo hasta en Argentina, donde tenía un hermano en los años 1930-1939 trabajando en el sector de la alimentación y la hostelería pues conocía “algo de letras y matemáticas”. Cuando cuando regresó al pueblo añorado, volvió a las penosas labores de la agricultura, y con su parejita de mulas roturaba las tierras de labor de sol a sol.El señor Jacinto murió ya hace un tiempo, y yo aún le recuerdo socarrón y vivaz; como cuando charlábamos en torno a la lumbre baja de la vieja cocina, al calor del fuego propiciado por la leña que él había traído con esfuerzo desde los pinares en su viejo carretillo. De vez en cuando, de la chimenea caían “mazacotes” de hollín que se desparramaba por el suelo de cemento. Me contaba con ironía que: Él nunca se había privado de sus garbanzos y toda la parafernalia del tocino, morcilla, chorizo y demás…. y añadía entre risa: “¡vosotros, que ahora estáis tan ocupados con eso del colesterol y ácido úrico…!”.A mí, que aún transito por la carretera que va hasta “Los Pinares”, en ocasiones me parece ver al señor Jacinto con su chaleco y chaqueta de pana marrón, agarrado firmemente a las guías de su viejo carretillo y hasta oigo el chirrido de su rueda de hiero que se expande en la lejanía.Pulse aquí para conocer lo que ocurre en la provincia a través de 'Viva mi Pueblo'

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