El doctor Javier Jiménez Candil, durante una intervención a un paciente. MORGAN

El Hospital crea una programación ‘a la carta’ para los desfibriladores de pacientes graves

Los cardiólogos comprobaron que en enfermedades avanzadas es clave actuar rápido para evitar el desmayo

Martes, 24 de septiembre 2019, 16:20

La Unidad de Arritmias del Hospital de Salamanca ha diseñado un algoritmo para programar ‘a la carta’ los desfibriladores automáticos de un tipo concreto de pacientes y evitar los temidos síncopes o pérdidas de conocimiento a consecuencia de la taquicardia. El trabajo de los cardiólogos salmantinos acaba de ser publicado por Journal of Interventional Cardiac Electrophysiology y tiene visos de convertirse en un protocolo de uso habitual a nivel mundial.

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El jefe de la Unidad de Arritmias del servicio de Cardiología, Javier Jiménez Candil, recuerda que “los desfibriladores automáticos tienen flexibilidad a la hora de programarlos”, pero destaca que el problema es que “no se sabía cómo programarlos para cada paciente”.

El gran avance que ha conseguido el Hospital de Salamanca está pensado para aquellos pacientes “con enfermedad más avanzada y alteraciones fácilmente reconocibles”.

El doctor Jiménez Candil detalla el planteamiento que han publicado a nivel mundial: “Si a este tipo de pacientes les programamos el desfibrilador con nuestra terapia optimizada les vamos a evitar los síncopes porque hacemos que la taquicardia dure menos. Hay que recordar que los desfibriladores no evitan las taquicardias, sino que las tratan cuando aparecen. La idea es que tarde lo menos posible en quitarla”.

Los especialistas del Complejo Asistencial han analizado más de 500 taquicardias y han concluido que “con este tipo de pacientes es mejor no darles estimulaciones repetidas, porque tienden a sincoparse, así que la descarga tiene que llegar antes”.

Los desfibriladores automáticos que se implantan a las personas con enfermedades del corazón están capacitados para hacer ‘estimulaciones’ y ‘descargas’. “Las estimulaciones consisten en estimular el corazón más rápido que la taquicardia. En un 70% u 80% de las ocasiones las logras suprimir. Si no funcionan a la primera, puedes aplicar una segunda o una tercera estimulación hasta llegar a la terapia definitiva, que sería la descarga”.

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Los cardiólogos tratan de evitar, en la medida de lo posible, tener que recurrir a la descarga por dos motivos: “Tiene una tasa de eficacia del 99%, pero además de ser muy dolorosa -son casi 40 julios en el pecho- produce daños en el corazón”.

De este modo, el equipo del Hospital ha diseñado un algoritmo que tan pronto como detecta la taquicardia ejecuta una estimulación, pero si comprueba que no ha sido eficiente ya no procederá a hacer un segundo o un tercer intento, sino que acto seguido ejecutará la descarga: “En este tipo de paciente hemos comprobado que si no funciona la primera estimulación, la segunda y la tercera no serán eficaces, así que no podemos perder más tiempo. Hablamos de segundos. Hay una ventana entre 8 y 20 segundos en la que las probabilidades de un síncope aumentan considerablemente”, detalla Javier Jiménez Candil, que lo traduce en latidos: “Tener más de 200 latidos por minuto durante 20 segundos hará que pierdas el conocimiento y es ahí a donde no queremos llegar”.

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