El laborioso trabajo de Jesús: 10 horas al día sentado para partir 600 kilos de patatas
Jesús González, como la mayoría de agricultores de Cantalpino, lleva ya 11 días con esta tarea de dividir la semilla: él y su familia necesitan llegar a los 31.000
En Cantalpino estos días se vive para la siembra de la patata. Familias enteras se dedican a partir la semilla que compran para que así el coste sea algo menor; otros contratan a personas para que ayuden; y los hay que siembran la patata entera porque les supone más el coste de esa ayuda de fuera que el ahorro en la semilla. Jesús González lleva toda su vida con esta labor que inicia cada año en torno al día de San José. Este año él y su familia llevan ya 11 días de trabajo y calculan que les quedan otros tantos para conseguir partir los 31.000 kilos de patatas que necesitan para sembrar unas 23 hectáreas. A Jesús no le importa reconocer que ha estado esos días unas 10 horas diarias sentado para partir él solo 600 kilos de patatas cada jornada. “La verdad es que te haces a ello”, explica quitándole importancia.
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Aún así reconoce que la técnica no es sencilla. La primera dificultad está en encontrar el cuchillo idóneo: él cuenta que ha probado de todos los lados y del único que tiene buen recuerdo es de uno que compró en una cuchillería de Salamanca que ya cerró y que era de Portugal. Luego no cualquier corte vale porque hay que coger el brote de la patata. En su caso compra la semilla a la cooperativa Aranpino y allí está en cámaras hasta que “10 ó 15 días” antes de cortarlas, las lleva a “casa” para que broten. “Tiene que echar un poco de tallo, no mucho”, explica Jesús. Luego depende de cada variedad la facilidad para el corte. A él le gusta sembrar agria o jelly (“la mejor que hay en el mercado”, dice Jesús) y también siembra ambra, de carne amarilla, y alguna variedad roja. Si es del tamaño de una naranja, Jesús suele partirla en cinco partes; si es como una mandarina, en tres. Y se deja entera si la patata tiene un tamaño algo menor que el de una ciruela. El problema es cuando la patata no tiene brote, “que es cuando no es fácil partirla”, explica Jesús.
Luego, a los dos días aproximadamente, no más tarde, las siembran. En el caso de Jesús es su hermano el que se ocupa de esta tarea porque además variedades como la agria se estropean enseguida y pueden llegar a pudrirse si no llegan pronto a la tierra. Por cada hectárea se necesitan entre 1.300 y 1.600 kilos de patatas, según la variedad.
Pese a la alta actividad que hay en Cantalpino estos días, lo de partir patatas empieza a ser algo cada vez más exclusivo de esta localidad porque en pueblos próximos, como Arabayona, también muy patatero, son cada vez más los agricultores que han optado por una máquina que las parte. A agricultores como a Jesús no les gusta porque considera que más bien las tritura y porque con la máquina se parte la patata pero no se respeta que en cada uno esté su brote. Unido a esta costumbre de la máquina está una vuelta a lo de antes, que es el uso de sembradoras de pinchos, que son ideales para la patata partida a máquina “porque así coge todas”, explica Jesús. El tiempo actual, cuenta, no puede ser de todas formas mejor para sembrar patata. “Hay mucho tempero y ese terreno húmedo le va bien a la patata”, dice.
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