Fichado por sus inclinaciones pedófilas, acepta someterse a un curso de reeducación sexual

Durante al menos tres días del pasado mes de julio estuvo mandando mensajes a través de WhatsApp a una niña de doce años de edad. Mensajes picantes en los que incluso llegaba a pedir a la menor que le enviase fotografías desnuda. Por suerte la pequeña no lo hizo y en cuanto su madre se enteró lo puso en conocimiento de las autoridades, que rápidamente dieron con el pederasta, de iniciales A.R.F.El Juzgado de lo Penal número Dos de Salamanca tenía previsto juzgarle esta semana, sin embargo un acuerdo entre las partes evitó el martes la vista oral. A.R.F. ha reconocido los hechos de los que se le acusa y ha aceptado una condena de un año de prisión. Pena que además lleva aparejado el alejamiento e incomunicación por cualquier medio con la menor y su compromiso de someterse a un curso de reeducación sexual.Este tipo de cursos consisten básicamente en programas de educación sexual específicamente diseñados para la reeducación y reinserción social de delincuentes sexuales.Pero además, según informan fuentes del caso en declaraciones a LA GACETA, A.R.F. será incluido en el Registro Central de Delincuentes Sexuales. Un sistema de información, de carácter no público y gratuito, relativo a la identidad, perfil genético, penas y medidas de seguridad impuestas a aquellas personas condenadas en sentencia firme por cualquier delito contra la libertad e indemnidad sexuales o por trata de seres humanos con fines de explotación sexual, incluyendo la pornografía, con independencia de la edad de la víctima.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más