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Un preso ´resucita´ en la morgue de Oviedo cuando iban a hacerle la autopsia

Un preso ´resucita´ en la morgue de Oviedo cuando iban a hacerle la autopsia

Dos médicos del penal y una forense certificaron el fallecimiento, pero ya en la morgue comprobaron que se movía y roncaba

AGENCIAS

Lunes, 8 de enero 2018, 18:53

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Puede decirse que ha vuelto a nacer. Un preso de la cárcel de Asturias, Gonzalo Montoya Jiménez, cuyo fallecimiento certificaron hasta tres médicos, revivió pocas horas después en la mesa de la morgue, cuando el forense se disponía a hacerle la autopsia.Según recoge La Nueva España, el caso, menos raro de lo que pueda parecer, ha causado estupor entre los funcionarios de la prisión, y también en el personal del Instituto de Medicina Legal y el Hospital Universitario Central de Asturias, donde el preso se recupera satisfactoriamente.La dirección de la cárcel llegó a ponerse en contacto con los familiares del recluso para comunicarles una muerte que finalmente no fue. Luego, al comprobar que no había fallecido, los parientes se mostraron indignados con lo ocurrido.Según fuentes cercanas al caso, el recluso sufrió una indisposición el sábado por la noche. Cuando los funcionarios hicieron el recuento de las ocho de la mañana, se encontraron con que no daba señales de vida. Estaba en su celda del módulo número 8, uno de los más peligrosos de la prisión.El médico que estuvo de guardia por la noche y el del turno de mañana examinaron el aparente cadáver, al parecer sin encontrarle el pulso, y certificaron su muerte. La comisión judicial acudió al centro y una tercera médico, esta vez forense, también certificó la muerte, con lo que se llevó a cabo el levantamiento del cuerpo en presencia de la Guardia Civil. Gonzalo Montoya fue introducido por el personal de la funeraria en una bolsa para cadáveres y trasladado al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo, para practicarle la autopsia. Mientras tanto, la dirección de la cárcel cumplía el penoso deber de informar a los familiares.Pero en la morgue aguardaba una sorpresa terrorífica. Los operarios de la funeraria y el auxiliar de autopsias -la forense aún no había llegado al Instituto de Medicina Legal- empezaron a ver que el “cadáver” se movía en el sudario, y que además emitía ronquidos. Como si de una película de terror se tratase, lo que aparentemente era un cadáver había cobrado vida. Gonzalo Montoya no estaba muerto, todo lo contrario. De inmediato se avisó al SAMU, para llevarlo al hospital. Y es que, aunque vivo y coleando, su estado era grave. Quedó ingresado en Urgencias.

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