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¿Cuáles han sido los deshaucios más traumáticos de Salamanca?

¿Cuáles han sido los deshaucios más traumáticos de Salamanca?

El cerrajero Lisardo Gregorio, testigo numerosos desalojos en la provincia, ha visto cómo la crisis "trizaba" a familias y empresarios

B.H.

Martes, 6 de marzo 2018, 14:13

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Lisardo Gregorio es uno de los cerrajeros con los que trabajan las entidades bancarias para ejecutar desahucios en Salamanca. Es el primero en actuar, ya que descerraja la puerta “con el mínimo daño posible” para que acceda la Policía y los representantes del Juzgado. Cuando le autorizan, cambia la cerradura y se vuelve a casa. Comienza a contar anécdotas y no para, constatando el descenso de los lanzamientos ya desde el año pasado. “Antes hacía hasta cinco a la semana y ahora a lo mejor uno cada 15 días”, explica.“Bajó el trabajo y muchos perdieron la casa, pero casos de familias he tenido pocos, los que ha habido han entregado antes las llaves”. Ha sido testigo en la sombra de cómo muchos empresarios lo han perdido todo. Como aquel joven que llegó a tener 40 empleados y acabó sin casa, sin negocio, sin pisos y sin la vivienda de sus padres. “Muchas veces es consecuencia de mala cabeza en vez de mala suerte”, considera.Fue lo que le ocurrió a un comercial que compró un chalet de 500.000 euros, “la crisis lo trizó del todo, un día ganas 3.000 euros y al día siguiente no sabes lo que vas a ingresar”. Pero también ha vivido situaciones dramáticas. “Una vez que abrí la puerta me encontré con que el desahuciado era un conocido del barrio, un chico majo que trabajaba en la hostelería. Me impactó verle tan mal y demacrado”, recuerda. Ha tenido que asistir hasta desmayos. “Una pobre viuda se cayó redonda cuando vio cómo le habían dejado el piso los hijos de una vecina, que era su mejor amiga en el portal”. Tuvieron que llamar a una ambulancia cuando vio los muebles destrozados a hachazos y la puerta impregnada con disolvente para darle de arder.A Lisardo tampoco se le olvida cuando echaron a una familia numerosa a la que la inmobiliaria le alquiló el piso de un militar cuando le trasladaron a Burgos. Siete meses después de que no le pagaran logró el desalojo. “Cuando llegamos estaban en la cama aún. Con sus niños y con los de otros familiares porque sabían que con menores se paran las ejecuciones”. En este caso lo único que consiguieron fue que se retrasara hasta las 14 horas, cuando Lisardo al fin pudo colocar el nuevo candado y echar el cierre a otro desahucio.

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