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El último alguacil que anuncia pregones con cornetilla

El último alguacil que anuncia pregones con cornetilla

Con 16 años en el cargo, Antonio Reyes Hermosa mantiene viva la tradicional costumbre de 'cantar' los bandos

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Viernes, 11 de enero 2019, 11:40

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Se hace saber que abran ventanas y puertas y salgan al balcón para escuchar el pregón. Por el señor alcalde se hace saber que mañana a las diez, todos los vecinos en La Mata estén para celebrar la matanza del cerdo al lado del bar del Cotolina, que ya tiene puestas las mesas con pastas, galletas, dulces, bizcochos y perrunillas; chupitos, vino y sangría para empezar el día con alegría. Colorín, colorado, este pregonero ha terminado". Esta larga convocatoria es uno de los bandos que aún hoy, en pleno siglo XXI, pregona Antonio Reyes Hermosa, el alguacil de Colmenar de Montemayor tras el toque de su cornetín para avisar a los vecinos de que hay fiesta.Así lo contaba él mismo como recuerdo de uno de los bandos más trabajados de los últimos meses. Este fue con motivo de la fiesta de la matanza típica del pueblo, pero Antonio se encarga de todos los bandos que dicta el alcalde, Jaime Maciá, y, también, de los vendedores ambulantes que llegan al pueblo y que le piden que pregone su llegada para que se enteren todos los vecinos. "Los hay que vienen a vender y, en vez de tocar la bocina, me piden que eche el bando". Es una de sus labores, aunque en este caso, al no ser municipal, se lo pagan los interesados por parte. Él se dedica a anunciar los cortes del agua, las averías o si hay celebraciones y actos. Avisa también de las reuniones y del coto de caza de la localidad. Incluso para animar a los vecinos a salir a la cabalgata de Reyes es fundamental su presencia. Todo lo que sea con tal de mantener bien informados a todos los vecinos.Son ya 16 años los que lleva Antonio Reyes como alguacil y, aunque no le extraña su labor porque es la que ha conocido siempre, explica que "la mayoría de los ayuntamientos tienen ya altavoz" y han prescindido de una figura tan llamativa hoy en día. Tanto, que en verano, cuando el pueblo se llena de centenares de veraneantes son muchos los que le piden hacerse una foto con él mientras echa el pregón.Colmenar "es un pueblo muy largo" desde que empieza en la ermita del Cristo de la Salud hasta La Mata, donde se encuentran las antiguas escuelas, de modo que es mucho el recorrido que ha de hacer cada vez que tiene que dar un aviso."Paro en 10 o 12 sitios para que la gente se informe bien y si el asunto es más importante, los echo más cortos", explica Antonio, que añade: "dicen que soy muy simpático porque acabo los pregones con un colorín, colorado, el pregón en este barrio se ha terminado y el alguacil, con su permiso, se va para otro lado". En definitiva, un hombre al que le gusta su trabajo y que es consciente de la importancia de su cornetín para mantener viva una memoria del medio rural que, cada vez a pasos más agigantados, va desapareciendo. Eso sí, en Colmenar lo tiene aún difícil mientras Antonio siga echando los bandos.

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