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Sábado, 30 de agosto 2014, 21:22
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El encierro a caballo de Villar de Ciervo dejó un poso de adrenalina alta a los cientos de espectadores que se acercaron al enclave del Campo de Argañán. Los cuatro astados que protagonizaban el festejo realizaron por separado todo el recorrido trazado, llegando a alcanzar a dos corredores que finalmente solo resultaron heridos leves.Pasadas las 12:20 horas, comenzó a divisarse una nube de polvo entre los montes que hacen de frontera natural con Portugal. El espeso cúmulo hacía presagiar que el encierro estaba a punto de enfilar el enclave de la comarca mirobrigense.Abrían camino un nutrido grupo de caballistas y un novillo, que ya llegaba al primer tramo urbano con la lengua fuera. Tras él primer toro, llegó, pocos segundos después, el segundo astado colorao que seguía los pasos de la manada de mansos. Este astado alcanzó a un corredor metros antes de entrar al pueblo, pero el hombre pudo zafarse tirándose a un matorral. Finalmente llegó el tercero, gacho de pitones, y tras él el último astado de capa diferente a sus hermanos, cárdeno que cerró la carrera junto con el último grupo de caballistas.Los toros realizaron el tramo urbano sin incidentes exceptuando un mozo que fue volteado junto a los bancos de la iglesia, resultando también herido de levedad.
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