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Jueves, 3 de marzo 2016, 12:42
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La voraz competencia del gigante asiático, China, ha llegado hasta el negocio de las hostias y su irrupción en el mercado nacional trae de cabeza a pequeñas comunidades de religiosas, como las Carmelitas de Peñaranda, que tienen en este trabajo una de sus fuentes de subsistencia. Italia y Polonia, aunque en menor medida, también forman parte del mercado de las hostias en el que pocos podían imaginar que hubiera margen para competir.La voz de alarma saltó la semana pasada desde varias congregaciones religiosas del Levante español, que también elaboran artesanalmente las sagradas formas y denunciaron la pérdida de un 66 por ciento de la producción diaria, frente a precios hasta un 40 por ciento más bajos que aplican estos países."Nosotras no tenemos internet y no nos llegan estas noticias, pero sí hemos visto en los últimos meses que nos han bajado los pedidos más fuertes en torno a un 30% e incluso nos extrañó que en Málaga nos dejaran de encargar las formas porque nos dijeron que habían comprado la maquinaria", explica la priora del carmelo peñarandino.Las carmelitas defienden, además, la calidad de las hostias que se elaboran en los conventos y su dedicación y esmero a la labor, frente a lo que puede suponer producirlas en ingentes cantidades en fábricas de otros países con el único objetivo de ganar dinero y llevarse por delante el trabajo de las monjas."Aquí se emplea siempre harina de gran calidad, que es la base para elaborar las formas, unos 60 kilos al mes, para producir tanto las hostias medianas para los sacerdotes como las pequeñas que se reparten entre los fieles en la comunión, una vez consagradas en la eucaristía", explican las religiosas.
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