Borrar
Divorciarse o morir

Divorciarse o morir

Marta Robles

Martes, 27 de febrero 2018, 05:45

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ahora que estamos a punto de celebrar el aniversario de la aprobación de la Ley del Divorcio, repaso cifras y me encuentro con que España es el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de divorcios, después de Portugal. El año pasado, sin ir más lejos, se divorciaron cuatrocientas mil parejas, es decir, se produjeron unas mil cien rupturas al día. Todo esto y las estadísticas, que dicen que tres de cada cinco matrimonios acaba disolviéndose como un azucarillo en un café lleva a pensar que en España o nos divorciamos muy bien o nos casamos muy mal. Y lo que es peor, dejamos tras nuestros errores románticos niños de muy corta edad (de cada diez parejas, nueve se divorcian con hijos pequeños) en ese régimen de custodia compartida que parece el más equilibrado para los progenitores, pero que a ellos les hace andar de acá para allá como una maleta, salvo cuando se estipula que sean los padres los que se muevan en vez de los niños. Por suerte, salvo los casos de violencia machista, que lo impregnan todo con escandalosas cifras, parece que los demás hemos aprendido a divorciarnos con más cordura. En las parejas jóvenes empiezan a dejar de ser habituales los odios para siempre jamás, y a imperar un sentido común, a veces tan aséptico y congelado, como si el amor hubiera perdido grados o facultades. Y está bien, porque tras el divorcio exprés ahora es tan fácil que, salvados los escollos económicos –que a veces dejan más cicatrices que el amor- los ex cónyuges son capaces de relacionarse con extraordinaria cortesía. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios