El día de la pachanga

Llegó el día de la pachanga, del alboroto, del más de lo mismo De la fiesta de la democracia que decían que era todo proceso electoral, hemos pasado al muermo, al aburrimiento, a la desesperanza, a la incredulidad, al engaño a dolor vivo, a la fiesta pero a la fiesta del borrego, del ignorante, del mediocre, del mafioso, del delincuente, del ladrón. Impresionante lo logrado por esta sociedad enferma, la nuestra: la fiesta de los presidiarios, de los fugados, de los candidatos por conexión de satélite. La fiesta de la Gran Mentira y de gentuza como los Pujol, Junqueras, Mas, Puigdemont, Rufián, Colau y de todos los millones de pobres imbéciles que sostienen este estado permanente e in crescendo de absurdo, crispación y tristeza. ¡Catalanes, Viva el Pleistoceno!Pero como lo contrario a la democracia es la sumisión o el caos, sigo creyendo un mínimo en la capacidad que nos hemos dado para organizarnos y representarnos. Pero un mínimo, compuesto más de sueños que de realidades, pues un sueño es que hoy, al cierre del recuento de votos de las elecciones autonómicas catalanas, quedara sellada y felizmente sellada la unión constitucionalista entre PSC-PSOE, Ciudadanos y PP, unión que es la única posibilidad para el futuro de Cataluña, y para el del resto de España si queremos que nuestro país siga siendo nuestro país, no una nación tullida geográfica, moral y socialmente.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más