Borrar
Futuro imperfecto

Futuro imperfecto

Emilio Prieto de los Mozos

Miércoles, 19 de julio 2017, 07:00

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La mitad de los miles de lenguas del mundo no disponen de formas verbales especializadas en expresar futuro. Incluso algunas de las que sí cuentan con esas formas (como el español: iré, compraré), prescinden de ellas en los usos más habituales: ´Mañana me compro un móvil nuevo´, con un presente, es más frecuente y natural en la conversación que ´Mañana me compraré un móvil nuevo´, con su verbo en futuro.Entonces ¿qué pasa con el futuro? ¿Que no existe, como apuntaban en los 70 los Sex Pistols ("There´s no future")? O que existe, pero es chungo (aviso a los jubilados: sus pensiones subirán solo el 0,25% anual al menos hasta 2022). ¿Será que, como anuncia el apotegma de Sladek, el futuro no interesa, ya que será exactamente igual que el pasado, pero más caro? ¿Merece el porvenir algo más que una invocación al ´que nos quiten lo bailado´? Posiblemente, no: el futuro es solo un ramillete de ingenuas conjeturas.Bueno, menos lobos. Hay conjeturas que tienen su atractivo. Un ejemplo: las meteorológicas. Han pasado los tiempos de Mariano Medina y Eugenio Martín, en que los pronósticos hacían peligrar el bigote. Ahora tenemos superordenadores, satélites, algoritmos, modelos numéricos inquietantemente seguros (excepto si una mariposa bate inoportunamente sus alas allá por Madeira). Hemos llegado a ser expertos en ciclogénesis explosivas, en temperaturas del aire a 850 o 500 hectopascales, en nubes mamelonadas y en puntos de condensación. Brasero, Mónica López, Albert Barniol o Himar González son los nuevos oráculos, y lo que nos cuentan parece ser estimulante, porque ocupa casi tanto tiempo en la programación de la tele como Junqueras. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios