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Despertar a la fiera

Despertar a la fiera

Julián Ballestero

Jueves, 15 de junio 2017, 06:45

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No solo el Ayuntamiento de Salamanca pierde el tiempo en fuegos de artificio de la oposición, a cuenta de pollitos y otros gallináceos: también el Congreso, donde los diputados deberían trabajar para resolver los graves problemas que afligen a los españoles, se permite el lujo de dedicar dos días de sesiones maratonianas (hay quien asegura que sus señorías han trabajado más esta semana que en todo lo que va de año) a debates inútiles, celebrados en exclusiva para el lucimiento de unos cuantos y con el resultado previsto de nada de nada.Con su moción de traca, Pablo Iglesias no quería derribar a Mariano Rajoy, sino tocarle las narices. Y lo que ha conseguido ha sido despertar a la fiera. Al de Podemos le ha salido el tiro por la culata, porque no solo ha revitalizado a un presidente del Gobierno paralizado por la corrupción en el PP, sino que ha rescatado de la UVI a toda la bancada popular, que esta vez se ha sentido bien defendida y mejor representada por su jefe. Rajoy debería pagarle hoy unas cañas, aunque se puede entender que no lo haga, ante el riesgo temible de que Iglesias le someta a otra de sus sesiones de verborrea parlamentaria y le deje tieso.El líder de los morados ha salido del Parlamento con el rabo entre las piernas, asaeteado por 170 votos en contra y solo 82 a favor, rozando el ridículo por el peso de la matemática y por el pelaje de sus nuevos ´amigos´: Esquerra Republicana, Bildu y Compromís. Diríase que su candidatura al Gobierno de España solo la apoyan los que quieren destruir España. Para hacérselo mirar.Lo único que sí ha conseguido Iglesias, y seguro que le sirve de consuelo, ha sido erigirse en líder indiscutible, aunque quizás pasajero, de la oposición al Gobierno del PP. Lo cierto es que lo tenía muy fácil, por la incomparecencia de Pedro Sánchez en su condición de extraparlamentario, sustituido para la ocasión por el ´provisional´ José Luis Ábalos, cuyo discurso se dirigió más a fomentar la cohesión interna entre los diputados socialistas que a atacar a Rajoy o a dejarse querer por Iglesias (que algo sí se dejó). Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más

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