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Alberto Estellla

Sábado, 11 de marzo 2017, 05:45

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Sí, ya sé que es aniversario del 11-M. Pues no me da la gana. Si, que el tema del día es la sucesión de Herrera, con Mañueco en liza, pues tampoco. En cambio, Santiago, es noticia de primera en "El País" ese cabrón de Juez canadiense que han echado de la carrera porque le espetó a una chica violada: "¿Por qué no pudo simplemente tener las rodillas juntas?". El enojo con el magistrado y el dolor en el recuerdo a las víctimas del 11-M, se dulcifican –como todo–, acudiendo al socorrido humor. Esa mujer que regresa de unas vacaciones alocadas, ocupa su asiento en el avión junto a una anciana, y exclama: "¡Ay, al fin juntitas!". La vecina replica "oiga que yo a usted no la conozco de nada"; y ella aclara: "No, si me refiero a mis piernas".Con tal de no escribir de la trágica efeméride y sus flecos, me acojo, colega, a otros aniversarios remotos. Como hoy es San Eulogio, voy al santoral. El cronista afirma que por mantener su fe, los musulmanes lo decapitaron –lo de degollar "infieles" no parece reciente–. Escribe: "Eran las tres de la tarde del sábado (como hoy) 11 de marzo del 859". Pero hay otro aniversario más importante para nosotros, el 11-M de 1754: el nacimiento de Juan Meléndez Valdés. Estudió leyes en Salamanca, donde fue catedrático de Humanidades. El poeta, el político, vigila desde su relieve –en un chaflán frente a la Clerecía–, el tráfago de estudiantes de la Ponti que pasando por la librería "Víctor Jara", llegan al Corrillo. Según Max Aub, sus temas fueron "el amor, el vino y la amistad". Tú, Santiago, recordarás algún párrafo de su discurso forense sobre el morapio, que hoy cabrearía a cualquier dipsómano: "un género, si no del todo dañoso al bien de la sociedad, al menos de grandísimo perjuicio en su consumo excesivo y que, por lo mismo, está pidiendo, de justicia, recargos y gravámenes que hagan costosa la embriaguez". Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más

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