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Hablamos de sexo

Hablamos de sexo

M. Vicente

Martes, 20 de octubre 2015, 06:45

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Albert Rivera está subidito y no me extraña, porque motivos tiene. Consiguió un éxito sin precedentes en la Cataluña que vio nacer a su partido, convirtiéndose en la segunda fuerza política del nuevo parlamento catalán con 25 escaños, las encuestas le son favorables de cara a las elecciones generales y el domingo por la noche vapuleó al líder del otro partido emergente: Pablito Iglesias, alias "el breve".No era muy difícil desnudar al gran demagogo por excelencia, pero había que hacerlo y Rivera lo hizo en un escenario tan español como puede ser un bar de barrio, que casualmente está regentado por salmantinos.Ni "Salvados" pudo salvar a Pablito de las fauces de la tozuda realidad. Ni tiene programa ni es un líder preparado para gobernar España. Todo lo que "vende" es humo. No hay nada que pueda sostenerse más allá de una barra con amigos o en una tertulia de adolescentes que quieren salvar el mundo. Habló de política, pero podría haber hablado de sexo como lo hace un quinceañero en torno a la primera caña en el bar del instituto. Pablito está noqueado. Yo le aconsejo que aproveche estos años de gloria como eurodiputado, porque no creo que Podemos sea capaz de sobrevivir a las próximas elecciones Europeas.Albert Rivera, posando desnudo o vestido de adolescente, está de moda y lo sabe. Ya veremos si después de las elecciones generales y con el cambio de "estación" es capaz de sostenerse en la ambigüedad deliberada y medida en la que se están moviendo él y los suyos desde que son la llave en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas. Jordi Évole, el presentador del debate de la Sexta, dijo ayer que la cadena podría haber destrozado a Pablo Iglesias y Albert Rivera con la edición del programa. Supongo que a lo que se refiere es a que de haber salido la conversación íntegra, ninguno de los dos emergentes habría salido bien parado, aunque por lo que pudimos ver los espectadores, a Pablito ni cortando salió airoso.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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