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De calderadas y otras habas

De calderadas y otras habas

Pepe Casamar

Jueves, 8 de octubre 2015, 06:45

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Nuestro ilustre y amado paisano Caldera dice que está decidido a abandonar la política después de treinta y tres años. Bienvenido vaya y que de salud le sirvan las cuatrocientas generosas y facilonas mesadas que, echándole así a bote pronto, por lo bajo y unos meses con otros, andarán por los más de 450 millones de pesetas más coche, viajes, dietas, complementos y los cien etcéteras que, ya se sabe, van con los altos cargos, y, a mayores, la pensión máxima para toda su vida de jubilado sin haber pagado él de su bolsillo ni una sola cotización a la Seguridad Social. ¡Menuda faltriquera debe tener el buen hombre!Bien podrá marcharse, y ahora que se va dice que siempre ha mantenido que la dedicación a la vida pública es algo temporal porque es una tarea transitoria. ¡Ahí queda eso! ¿Tarea temporal y transitoria llama el bejarano a treinta y tres años? Qué manera de tomarnos el pelo a todos los salmantinos tiene el paisano.Claro que en esto de tomarnos como tontos en vísperas es consumado maestro el de Béjar: Al oeste de la provincia, a la comarca mirobrigense, le prometió, junto con Zapatero, y lo pusieron ¡qué cara! por escrito centros integrales de mercancías, polígonos agroalimentarios, hospitales comarcales, escuelas universitarias€ Caldera y Zapatero iban a dejar el oeste provincial como uno de los mayores focos industriales, turísticos y culturales de Castilla y León, y para que no quedara duda, Caldera lo puso por escrito con una fotografía suya para que quedara constancia de quién era el benefactor. ¡Pero qué cara tan dura! De cualquier manera, Caldera siempre fue muy largo de promesas y muy corto de cumplimientos.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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