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Héroes del siglo XXI

Héroes del siglo XXI

Susana Magdaleno

Viernes, 31 de octubre 2014, 05:45

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Cuando al Padre Ángel le preguntaron por la corrupción y la bandada de chorizos que nubla el futuro de España, respondió que no le había llamado la atención porque la ola de solidaridad que recorre el país es mucho mayor. Cuando la mayoría está asustada por el amanecer de mangantes y jetas, el Padre Ángel le resta importancia a la noticia fija en los últimos telediarios. Él, lamentablemente acostumbrado a tratar con familias que no tienen dinero ni para darles leche a sus hijos, se queda con la alabanza al que da y aparta la vergüenza del que quita. Juan José Aguirre es el pastor que no abandona a sus ovejas. Vive a diario el horror de ataques salvajes que jamás salen en la televisión, pero no se mueve de su misión porque le atrapa la inquietud de la mirada que ve en su gente cuando, como ahora, le ven alejarse aunque sea para un "hasta luego". De Aguirre sorprende que vea el peligro de su labor en los demás „a los jóvenes les recomendó que no fueran donde él está porque hay una guerra salvaje„ y que, en cambio, su fe le mantenga aferrado allí con esas dos mochilas de dar y recibir que lleva permanentemente.¿Y dónde está Alberto Plaza? "Ayer", en El Milagro de San José, hoy en Chad, y siempre, cuentan sus allegados como Pepe Ramos, supone un soplo de aire fresco allá por donde va. En Salamanca su labor se centró en los jóvenes, y como ahora, trabajó desde la convicción de que vivimos en un mundo que se comunica y que desea ser solidario. Lo normal sería salir corriendo, dice sobre su labor y lo que vive a diario, pero lejos de irse se amarra allá donde hay necesitados.Los tres llegaron a Salamanca y no pararon. De la Universidad Pontificia a Proyecto Hombre, pasando por el Ayuntamiento, la Diputación... con final en un Foro organizado por LA GACETA que había colgado muchos días antes el "no hay billetes". Quedó claro que muchos encuentran en ellos el guía que necesitan para su día a día y la sociedad, más contrariada que nunca porque hacía años que España no vivía la caída en la indigencia de las clases medias, les encumbra.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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